Al cabo de unas horas el sol cambió de luz a fuego en el despejado cielo y tuvo que aminorar la marcha. Avanzó algún kilómetro más antes de detenerse a descansar. Comió, bebió y refrescó los pies, recalentados del pedregoso suelo.
Fue al volver a ponerse en camino cuando le pareció reconocer entre el barro su propia huella, pero pensó que valiente tontería era pensar aquello, así que continuó avanzando. No había trascurrido mucho tiempo cuando una roca con una gran grieta central volvió a llamar su atención. Estaba ocurriendo eso de verdad? Esa piedra ya la había visto antes, aunque quizá no es tan raro encontrar dos piedras similares en el campo. La sospecha se transformó en preocupación cuando una rama gigante apareció en el camino. La reconoció por el corazón que tenía marcado en la corteza. Estaba volviendo sobre sus pasos!!!
Casi no fue consciente de que estaba corriendo hasta que los pantalones se engancharon entre la maleza y un arañazo en la frente le arrojó a la realidad nuevamente. El cansancio era fuerte y el miedo lo era más. Perderse no entraba en sus planes y, para complicar más las cosas, empezaba a oscurecer.
No quería rendirse, así que continuó caminando hasta que ya no fue posible ver el suelo, en parte por el agotamiento y en parte por la oscuridad y, entonces, se dejó caer impotente.
Tal vez pasaron horas, o tal vez sólo minutos, era difícil saberlo. En ese momento, una voz le habló:
- Qué haces ahí, en el suelo?
Quizá sólo estuviera soñando, pero desde luego, cualquier parecido a un ser humano podía ser interpretado como un milagro en medio de esa negra espesura.
- Me he perdido y no sé por dónde continuar.
- Y ¿cómo es que te has perdido?
- He empezado a volver sobre mis pasos y, al asustarme, me he salido del camino.
- Es difícil salirse del camino, hay indicadores y a lo lejos se divisa el pueblo. ¿No lo has visto?
- No.
En ese instante una vergüenza pesada y envolvente se desplomó sobre su cuerpo.
- Dime una cosa- volvió a intervenir la voz- ¿qué veías mientras caminabas?
- Creo recordad que el suelo, los charcos, las hierbas y…mis pies.
Durante unos segundos sólo se oyó el susurro del viento entre las hojas de los árboles, interrumpido nuevamente por la voz.
Si quieres llegar lejos:
1. Márcate un horizonte (visualiza)
2. Divide el itinerario en etapas (secuencia)
3. Lleva todo lo que necesites para el camino (aprovisiónate)
4. Dosifica tus fuerzas (optimiza)
5. No camines en vano (valora)
6. Calcula el tiempo de cada jornada, que no te sorprenda la noche (temporiza)
Buen viaje!!!
Muy bueno e interesante! Me gusta.
ResponderEliminarMe encanta.
ResponderEliminarEs maravilloso,que te enseñen lo que no alcanzamos a ver.
Es muy interesante,pura realidad...
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